lunes, 13 de febrero de 2012
Yunik, segunda parte
Una vez sentados en privado, Catalania curiosa preguntó:
- ¿Qué te ocurre padre?
- Tu madre ha venido a mí en sueños, me ha dicho de tu estado de preñez y me ha dado otras buenas noticias.
- ¡Qué maravilloso! Los dioses te han dado ese regalo.
- Realmente lo he buscado hija.
Mawica guardó silencio, mirando con tristeza la taza artesanal de té, para continuar:
- Padmú está creando problemas contra la paz de nuestra gente.
- He escuchado que tiene a las mujeres haciendo cuerdas y a los hombres buscando madera, rocas y asfalto. Catalania confirma las dudas de su padre.
- ¡Se ha convertido en un traidor!, muy exaltado Mawica respondió.
Catalania llena de dulzura en su rostro tan luminoso y pasivo como la tenue luz de luna, prosiguió:
- He escuchado su predicción y aunque sea posible, entiendo que su equivocación no está en ir contra tu voluntad, sino en resguardar a nuestra tribu.
- ¿Pero a qué precio? Sacrificando a nuestros hermanos Chama.
- ¿Por qué no hablas con los Chama y construyen una represa más grande?
- Porque sería darle a Padmú el poder de un Dios. Quien inició su construcción con soberbia y falta de humildad.
- ¿No ha sido el orgullo el problema de los Muiscas?
- Sí, pero ahora ¿Cómo detenerlo?
Esa noche padre e hija se cobijaron con esperanzas y fe hacia sus dioses. A la siguiente mañana Mawica partió a su choza y Catalania fue a visitar a Padmú vegetación adentro, en la sede de la construcción de la presa dónde ya una primera parte detenía las aguas.
- Buena voluntad Padmú, con esta frase llamaba la atención del hombre la bella Catalania.
- Buena voluntad princesa. No debería estar caminando por estos arbustos mientras carga ese bebé consigo…
Hizo una pausa mientras se acercaba, para continuar:
- Recuerde es el próximo líder Muisca.
Ambos se sentaron en troncos de árboles secos que simulaban perfectamente taburetes. Al estar ambos en calma disfrutando un té, Catalania preguntó:
- Padmú ¿Qué cosa haces con esta construcción?
- Protejo a nuestra gente de la sequía. Ya el nivel del río ha bajado.
- ¿Por qué no has pensado en los hermanos Chama?
- ¿Acaso ellos piensan en nosotros antes de comer? ¿antes de procrear?
- Padmú el hecho de que tengas una cualidad, no te da el derecho de coartar a los demás ¿Por qué no la usas para compartir?
- ¡¿Compartir?! Intercambiamos sólo en las celebraciones.
- Pero no te hablo de intercambiar, te hablo de compartir lo que los dioses nos han dado, y si tú has sido bendecido con un don ¿Por qué no usarlo para el bien de todos?
- Sólo tienes miedo a un enfrentamiento.
- ¿De dónde salió tanto egoísmo?
Padmú se levantó enfadado para decir casi de espalda:
- Nacemos solos ¿Cómo crees que podemos compartir? Sí lo que nos enseña la tierra es a tomar de ella. Tu bien lo debes saber. Tu bebé no comparte contigo, vive de ti.
- Comparto mi vida con mi bebé, es un regalo de amor, no atiendas sólo a tu mente o se convertirá en un arma incontenible que no te dará paz.
Catalania regresó a la aldea. Mawica ya había emprendido un viaje hacia la tribu Chama, durante el trayecto durmió profundamente por un corto tiempo, donde le fue susurrado al oído el recuerdo del origen de su pueblo. “Cuando el hombre nació del KHIX, de la profunda oscuridad del agua eterna fue gestado en el vientre de MAXKA. En la soledad que ella sentía al no tener compañía, así que de escuchar sus sollozos, de sentir sus tristezas; su hijo, el hombre; heredará la búsqueda, el miedo a la derrota y el egoísmo ante la pérdida”. Entendió entonces Mawica que en la naturaleza de Padmú estaba arraigado el dolor de la soledad de la Diosa Maxka, y que ahora necesitaría ayuda divina para resolver este problema de egoísmo.
Mientras Mawica viajaba, el pueblo Muisca se había separado. Había quienes llenos de temor por la sequía estaban reteniendo el agua del río y aquellos que confiaban en la sabiduría de Mawica. Para el momento que el líder llegó a la tribu Chama, Petron estaba molesto.
- ¿Vienes a tratar de suavizar con tu lengua de serpiente mi ira?, Petron inquirió directamente a Mawica.
- En ningún momento hermano, lo que ha ocurrido aquí es que el joven jefe de exploradores a olvidado la humildad. Yo vengo a apelar a la tuya para que llevemos un mensaje de paz a nuestras tribus. Petron, las intenciones de Padmú son protegernos pero para que allá una guerra se necesitan dos para pelear, ¿Qué quieres hacer?
- Quiero que derriben la presa y dejen correr el caudal.
- ¿Y qué tal si Padmú está en lo correcto?
- ¡Que los dioses nos indiquen el lugar donde las aguas correrán!
- ¿Por qué no construyes una represa de este lado?
- Ustedes siempre tendrán más agua.
- Mientras ustedes tengan agua suficiente no habrá problemas. Además hago el siguiente compromiso si los Chama sin agua quedasen, serán bienvenidos a la aldea Muisca por el tiempo que sea necesario. De ese modo ocurrió, el agua comenzaba a mermar. Ambas tribus construyeron represas... (continúa)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario