- Ninguno de ustedes tendría agua si no fuera por mí. Así que por qué no respetan mi voluntad.
- Padmú aprende a compartir, incluso los resultados de los dones que la naturaleza te ha dado.
Cruelmente Padmú contestó:
- Si los dioses quisieran que compartiéramos no nos harían solos y únicos, tuviéramos hermanos de sangre.
La discusión pública cambió de atención cuando Catalania entró en trabajo de parto. El cielo que estaba nublado y caluroso, comenzó a refrescar. Catalania fue llevada a su aposento, con agua, cestas tejidas y trapos hechos de algodón prensado. Según las tradiciones Muiscas en el alumbramiento puede estar presente el Chamán, el Padre de la mujer, el Esposo, la Partera y los jefes de cada área: caza, exploración, siembra; pero Padmú se negó a estar presente. Sin embargo, momentos antes de que se fuera decidido a romper la presa. El llanto de dos bebés detuvo calmó su ira.
Mawica y Petron como líderes de cada tribu alzaron cada uno un niño en el centro de la aldea.
- Los dioses han hablado. Padmú aquí está tu respuesta. Dos niños de un mismo parto.
Entonces Padmú comprendió que compartir no es sólo dar lo que te sobra, ni entregar algo para recibir algo a cambio. Padmú en ese momento se hizo consciente de la gestación de estos dos niños quienes compartieron el cariño, la comida, el espacio para que juntos pudieran crecer. Así entendió, que ambas tribus podían crecer unidas con amor, paciencia y aceptación. Se hincó ante ambos bebes, diciendo:
- Perdónenme dioses por creer que aquello que me han regalado es sólo para mí. Así vivieron unidas la tribu Muisca y Chama por venideras generaciones. Mawica vivió por muchos años. A la muerte de Petron, Padmú se convirtió en el líder Chama, uniendo a ambas tribus hasta que los gemelos cumplieron 21 y estuvieron listos para guiar a una nueva tribu más grande que llamaron: Yunik.
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